Ahora que va a empezar el frío deberemos pensar en si deberíamos vacunarnos de la gripe.
Según el ministerio de sanidad deben de vacunarse de la gripe a embarazadas, población mayor de 65 años y en general los grupos en riesgo de tener una complicación grave si enferman o los que pueden transmitir la gripe a una población de mayor riesgo.
Según el CDC americano, además de las previas, las recomendaciones las amplía a mayores de 50 años, niños entre 6 meses y 4 años y en el postparto.
Existen ya un número importante de estudios, tanto retrospectivos como prospectivos que establecen una relación temporal entre la gripe y el infarto de miocardio, siendo la aparición de este más frecuente en los primeros tres días de la enfermedad, pero pudiendo aparecer hasta 1 año después.
¿Cómo es posible que exista relación entre la gripe y la aparición de un infarto?
Se han propuesto diferentes explicaciones que podrían favorecer la aparición de un infarto: la alteración inflamatoria de las placas de aterosclerosis que favorecería la rotura de las mismas; la activación del sistema adrenérgico y vasoconstricción coronaria; aumento de la coagulación por el efecto de sustancias pro-coagulantes producidas por la inflamación; disfunción endotelial; aumento del consumo miocárdico de oxígeno por la taquicardia y fiebre asociadas al proceso infeccioso. También se han hallado virus de la gripe en corazones de ratones infectados, detectándose cambios inflamatorios directos en los mismos.
Un reciente publicación de septiembre de 2016 de la revista Heart estudia si la vacunación contra la gripe puede ser un procedimiento efectivo para la prevención del infarto de miocardio.
Compara el efecto preventivo de la vacuna de la gripe en grupos de alto riesgo, con cardiopatía isquémica demostrada (prevención secundaria), con otros procedimientos con una eficacia bien establecida en este campo como es el abandono del tabaco, tratamiento de la hipertensión o el tratamiento con estatinas para la hipercolesterolemia.
Una vez analizados los resultados, sorprenden los índices tan altos de prevención del infarto obtenidos al vacunar de la gripe a esta población de alto riesgo, comparables al tratamiento de la hipertensión, hipercolesterolemia o abandono del tabaco.
Como conclusión: la vacunación para la gripe es un procedimientos muy favorable en su costo-efectividad y debería incluirse como prioritaria en pacientes con enfermedad cardiovascular demostrada y probablemente también en pacientes de alto riesgo cardiovascular.
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