Este es el tercer post que escribo sobre los beneficios del café y su relación de nuestra salud.
En el primero de ellos, de marzo de 2015, ya veíamos que el café, en cantidades moderadas, no sólo no es perjudicial sino que incluso puede ser beneficioso en la prevención de varias enfermedades, disminuir la mortalidad cardiovascular y la mortalidad total.
El segundo, de noviembre de ese mismo año, incidíamos sobre los mismos datos positivos en relación a la disminución de varias enfermedades como las cardiovasculares, la diabetes tipo 2, el cáncer de hígado, de próstata, de endometrio, de piel (basocelular), la aparición de enfermedad de Parkinson e incluso aconsejábamos incorporarlo como componente de pleno derecho de una dieta saludable.
Estudios similares también señalaban los beneficios del té cuando lo incorporamos de forma prolongada a nuestra dieta, como también reflejaba mi post del pasado mes de febrero.
Dos nuevos estudios, el primero de ellos realizado en 520.000 personas de 10 países diferentes y publicado el pasado mes de julio, encontró que las personas que tomaban café tenían una menor mortalidad, sobre todo a expensas de enfermedades digestivas y cardiovasculares. El mayor beneficio lo obtenían los que consumían al menos tres tazas diarias.
El segundo, un estudio multiétnico también de este mes pasado, fue realizado sobre 185.000 personas. En este estudio también se evidencia una relación inversa entre el consumo de café y la mortalidad de cualquier causa, siendo significativa en la de origen cardiovascular, cáncer, enfermedad pulmonar crónica, diabetes y enfermedad renal, sin detectar diferencias entre los diferentes grupos étnicos.
Con todos estos datos cada día más concluyentes, los expertos son, hoy en día, aún reacios a recomendar la ingesta de café de forma general para aumentar la supervivencia, aunque ya casi nadie discute que tomar entre 3 y 5 tazas al día de café o hasta 400 mg diarios de cafeína no sólo no se asocia a problemas de salud sino que puede ser incorporado a una dieta saludable.
PD: después de una muy acertada sugerencia de una compañera, modifico este post para aconsejaros que la mejor forma de tomar café es con la menor cantidad posible de azúcar.
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