Además de los factores de riesgo cardiovascular tradicionales (edad, sexo, hipertensión, diabetes, hipercolesterolemia y tabaquismo) que son los de mayor impacto en ese riesgo, con el paso del tiempo vamos conociendo otros factores que también aumentan nuestro riesgo cardiovascular.
En anteriores artículos hemos visto la influencia del sedentarismo, la obesidad, la dieta, la genética, las drogas, el estado de ánimo e incluso el clima en el riesgo cardiovascular.
Hoy nos fijamos en un artículo publicado el pasado mes de abril en la revista Circulation: Cardiovascular Quality and Outcomes. En este trabajo se establece una relación entre haber pasado por un divorcio y nuestra probabilidad de padecer un infarto de miocardio.
Para comenzar el estudio los autores se basaron en que el divorcio es una importante situación de estrés con consecuencias económicas, emocionales y sobre la salud física, con un impacto hasta ahora desconocido sobre la probabilidad de padecer un infarto.
Se estudiaron más de 15.000 sujetos que estaban o habían estado casados. Las conclusiones del estudio fueron que el riego de padecer un infarto aumentaba significativamente en las mujeres desde el primer divorcio y continuaba aumentando con divorcios sucesivos, incluso si se habían vuelto a casar con posterioridad. En varones el riesgo de padecer un infarto sólo se incrementaba después del segundo divorcio.
CONCLUSION: el línea de lo que ya conocemos acerca de la influencia del estado de ánimo y el estrés en el riesgo cardiovascular, el pasar por un divorcio, ya que es una importante situación de estrés emocional, conlleva un riesgo aumentado de padecer un infarto de miocardio.
No se conoce la razón por la que conlleva un riesgo especialmente aumentado entre las mujeres ni tampoco por qué este riesgo no se modifica tras volver a casarse con posterioridad.
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