Reconozco que, aunque yo no soy muy aficionado a la sauna, tengo amigos que la usan con regularidad y me confiesan que les hace sentir bien. La verdad es que las veces que la he probado no he notado nada en especial, pero pero mi caso no es en absoluto representativo. No soy capaz de soportar bien el calor, ni siquiera en la playa tomando el sol.
Me animo a escribir sobre este tema a raíz de un reciente artículo que ha caído en mis manos sobre sus beneficios de la para los paciente hipertensos. En este estudio se concluye que la utilización de la sauna, de forma regular, disminuye el riesgo de hipertensión.
Después de leerlo, tuve curiosidad por saber más y me puse a investigar sobre el tema desde el punto de vista médico y más específicamente sobre si afecta o no a la salud cardiovascular.
Muchos de los artículos que he podido consultar están realizados en base a la «sauna finlandesa», que es de aire seco (10-20% de humedad), con una temperatura recomendada de 80 a 100 ºC. La humedad puede ocasionalmente elevarse echando agua sobre las piedras calientes.
Haciendo un resumen de los efectos de la sauna decir que, desde el punto de vista cardiovascular, aumenta la frecuencia cardiaca, disminuye la tensión arterial y posiblemente mejora la función del ventrículo izquierdo. La sauna también se ha asociado a cambios hormonales, reducción del riesgo de enfermedades respiratorias crónicas, mejoría de procesos reumatológicos y reducción del estrés.
La sauna es en general segura para adultos, niños y gestates con embarazo no complicado. También ha demostrado disminuir el riesgo de muerte súbita, muerte por infarto de miocardio y de muerte por cualquier causa en la población general. Algunos estudios sugieren también una mejoría de los pacientes con insuficiencia cardiaca.
En contra de lo que se pensaba, la utilización de la sauna no afecta a la fertilidad ni a la mayoría de enfermedades de la piel, con la excepción de un posible empeoramiento de pacientes con dermatitis atópica. En cambio, la sauna está contraindicada en pacientes con estrechamiento importante de la válvula aórtica (estenosis aórtica severa) y pacientes con cardiopatía isquémica inestable (angina de pecho inestable o infarto reciente). Tampoco se recomienda la ingestión de alcohol durante la sauna, ya que puede aumentar el riesgo de arritmias, bajada importante de la tensión e incluso de muerte súbita.
Como resumen, decir que la sauna es segura si se tiene la precaución de no utilizarla cuando está contraindicada y que además de otros beneficios para la salud, también los cardiovasculares parecen ser evidentes.
No os digo que a raíz de esta investigación me vaya a hacer un fan de la sauna, pero la verdad es que ya la miro con otros ojos.
Feliz semana
Tomas dice
Se puede tomar una sauna a viendo tenido un infarto