Cómo ya vimos en el post de noviembre del año pasado, el nivel elevado de colesterol es una de las principales causas para el desarrollo de una enfermedad cardiovascular. También vimos que unos fármacos, llamados estatinas, eran los más efectivos en reducir el riesgo cardiovascular de los pacientes que presentaban hipercolesterolemia.
Desde entonces existen nuevas evidencias de que otros dos fármacos: el ezetimibe y el alirocumab pueden ser también beneficiosos en ese sentido.
El primero de ellos, la ezetimiba, es un fármaco con amplia experiencia clínica, que lleva en el mercado desde el año 2003. Sin embargo, no ha sido hasta el final del estudio IMPROVE-IT, en noviembre de 2014, cuando demostró su utilidad clínica, disminuyendo, todavía más, la aparición de eventos cardiovasculares cuando se añadía al tratamiento con estatinas.
La acción de este fármaco es impedir la absorción de colesterol en el intestino. A pesar de su larga trayectoria en el mercado y de haber constatado importantes descensos en el colesterol, no se disponía de ningún estudio que demostrara que ese descenso del colesterol se correspondía con una disminución en la aparición de problemas cardiovasculares.
Tras este estudio se evidenció que la ezetimiba no sólo produce una reducción añadida de colesterol, sino también una disminución de los eventos y de la mortalidad cardiovascular, que es más importante en los pacientes diabéticos.
El mes pasado fue aprobado por la FDA (Food and drugs administration) de Estados Unidos, el Alirocumab. Se trata de un nuevo fármaco para el tratamiento de los pacientes con hipercolesterolemia, posicionado en este momento como de segundo escalón, indicado para los pacientes en los que, por cualquier razón, no es efectivo o suficiente el tratamiento con dieta y estatinas para lograr los objetivos deseados de colesterol en sangre.
El fármaco es un anticuerpo monoclonal humano que favorece la eliminación del LDL colesterol (el colesterol “malo”). Su administración en por vía subcutánea en una inyección cada 15 días.
La aprobación definitiva del fármaco fue consecuencia del final de un estudio presentado en el congreso de la sociedad europea de cardiología del año pasado. El estudio ODYSSEY demostró que los pacientes tratados con Alirocumab experimentaban una reducción del 50% del LDL-colesterol y de un 54% de los eventos cardiovasculares.
En conclusión: en la actualidad ya tenemos alternativas eficaces al tratamiento con estatinas en pacientes que no las toleran o que no llegan a las reducciones de colesterol esperadas a pesar del tratamiento con las mismas.
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