Existen numerosos estudios que identifican un riesgo aumentado de presentar fibrilación auricular en atletas, aunque en los últimos años han aparecido estudios contradictorios al respecto.
En la actualidad parece claro que el ejercicio físico de alta intensidad y realizado de forma muy prolongada en el tiempo aumenta el riesgo de padecer esta arritmias. Sin embargo el ejercicio físico de intenso, pero de corta duración o la realización de ejercicio físico moderado de forma regular parece que pueden proteger frente a la aparición de esta arritmia.
Según un reciente estudio publicado en Europace en septiembre de 2015, una historia de más de 2.000 horas acumuladas de ejercicio físico de alta intensidad, elevada estatura, obesidad abdominal y la existencia de Apnea obstructiva del sueño son, todos ellos, factores de riesgo que se encontraban frecuentemente en los pacientes que desarrollaban una fibrilación auricular. Sin embargo, los deportistas con menos de 2000 horas de ejercicio físico de alta intensidad presentaban un riesgo reducido de aparición de este tipo de arritmia.
Este estudio viene a confirmar que la presencia de esta arritmia es más frecuente en niveles de ejercicio físico elevados de forma prolongada, que es probablemente el tipo de ejercicio físico que se ha puesto de moda en nuestra sociedad en los últimos años
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