En enero de 2015 ya escribí un post sobre cómo afectan drogas y tóxicos en general a nuestro corazón. En esa entrada ya mencionaba que existían indicios que apuntaban a que el riesgo de padecer un infarto aumentaba en la hora posterior al consumo de marihuana, aunque no existían muchos estudios adecuados sobre el tema.
Conforme se va legalizando el consumo de marihuana, tanto para uso medicinal como recreacional, se va teniendo una idea mejor de sus efectos beneficiosos y perjudiciales.
En este post voy a referirme a los efectos cardiovasculares del consumo de marihuana.
Primero, y aunque resulte algo árido, tengo que referirme a los componentes de la marihuana y sus diferentes efectos en el sistema cardiovascular, basándome principalmente en una revisión al respecto, publicado en la revista Nature el año pasado.
El tetrahidrocannabinol (THC), principal componente de la marihuana y el que produce sus efectos psicoactivos, actúa como agonista parcial a nivel del receptor cannabinoide 1 (CB1-R) y del receptor cannabinoide 2 (CB2-R). La activación del CB1-R incrementa 5 veces el riesgo de padecer un infarto de miocardio durante la hora siguiente al consumo, dobla el riesgo de miocardiopatía de Takotsubo, sobre todo en varones jóvenes. Aumenta la inflamación vascular, el riesgo de insuficiencia cardiaca y de muerte súbita. También puede producir diversas arritmias, como bloqueo auriculoventricular, fibrilación auricular, taquicardia y fibrilación ventricular.
Por otro lado, la activación de los CB2-R produce efectos protectores, antiinflamatorios y antioxidantes.
Por dicha razón, bajas dosis de THC tiene muy escasos efectos sobre los CB1-R, pudiendo conservar los efectos favorables de la activación de los CB2-R. De hecho, se ha comprobado que bajas dosis el THC disminuye la aterosclerosis y la inflamación vascular en ratas.
El segundo componentes principal de la marihuana, el cannabidiol, no estimula los receptores CB1R ni tiene efectos psicoactivos y ha demostrado, en estudios preclínicos, tener un potente efecto antiinflamatorio neuronal, en los cardiomiocitos, en hígado, colon, riñón y en las complicaciones de la diabetes. También se ha demostrado eficaz en el tratamiento de la epilepsia resistente.
El principal problema del consumo de marihuana en la actualidad es que, en los últimos 10 años, se ha conseguido aumentar la concentración en THC hasta diez veces y que existen preparados sintéticos con una potencia sobre los CB1-R de 10 a 200 veces superior a la THC. Todo ello ha llevado a un alarmante aumento de eventos cardiovasculares relacionados con su consumo.
En conclusión: aunque la marihuana contiene componentes protectores desde el punto de vista cardiovascular, el aumento en su concentración en THC durante los últimos años, hace que el aumento del riesgo cardiovascular asociado a su consumo se haya hecho muy relevante.
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