Según la reciente declaración de la American Heart Association (AHA), los problemas del sueño deben ser considerados como un factor de riesgo cardiovascular de igual magnitud que los relacionados con una dieta inadecuada o con un hábito sedentario.
De esta forma y según los estudios poblacionales realizados, el insomnio y la apnea obstructiva del sueño incrementan el riesgo de padecer infarto de miocardio, ictus, aterosclerosis, arritmias, insuficiencia cardiaca, obesidad, diabetes mellitus, dislipemias e hipertensión.
La apnea del sueño, definida como la aparición de al menos 5 episodio de media de apnea o hipopnea durante el sueño, afecta al 30 % de la población mayor de 30 años. Es un problema muy frecuente y en la mayor parte de las ocasiones, no diagnosticado.
Se considera un sueño insuficiente aquel que tiene una duración inferior a 7 horas; aunque también existen estudios que relacionan duraciones del sueño prolongadas (superiores a 9 horas) con diabetes, hipertensión y obesidad.
Por lo tanto, el tratamiento del insomnio, de la apnea obstructiva del sueño y dormir entre 7 y 9 horas sería desde este vista lo más saludable y podría prevenir la aparición de estos problemas cardiovasculares.
Como conclusión:
1.- Tanto un sueño escaso (inferior a 7 horas), como uno prolongado (suprior a 9 horas) y también la apnea obstructiva del sueño, se asocian a un mayor riesgo cardiovascular
2.- La falta de sueño tiene un impacto negativo en el balance energético de nuestro cuerpo, aunque se desconoce si tratando estos problemas del sueño, disminuye el riesgo de presentar obesidad.
3.- Tratar las alteraciones del sueño puede proporcionar efectos favorables para la salud, particularmente en lo relacionado con la presión arterial.
Por lo tanto, el sueño también es un periodo muy importante de nuestras vidas. Es necesario cuidarlo para mantenernos en buen estado de salud.
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