De todos es conocido el enorme perjuicio que el consumo de tabaco produce en nuestra salud, siendo facilitador de múltiples tipos de cáncer, enfermedad pulmonar crónica y enfermedad cardiovascular.
De la gran cantidad de productos utilizados para facilitar el abandono del hábito de fumar, ha destacado de forma muy importante la utilización del vapeador o cigarrillo electrónico, alcanzando su uso al 35% de los estudiantes en los institutos de Estados Unidos, siendo una importante proporción de ellos previamente no fumadores.
El uso del cigarrillo electrónico puede suponer importantes riesgos para la salud de las personas, como ya adelantaba en el post al respecto de hace 5 años
Recientemente, se ha asociado vapear con un aumento del riesgo de sufrir un infarto de miocardio y con varias formas de neumonitis.
En un estudio publicado el pasado mes de noviembre, un grupo de investigadores demuestra que el uso del cigarrillo electrónico en humanos produce un déficit de capacidad de relajación de las arterias y un aumento en la rigidez de las mismas. También aumenta la producción de superóxido en la aorta, que ocasiona una importante elevación de la presión arterial. Curiosamente, estos efectos perjudiciales se apreciaban más acusados cuando no se utilizaba nicotina en los mismos. La razón de este hallazgo no está clara y posiblemente esté en relación a los efectos complejos de la nicotina en el organismo y sus efectos pro y antinflamatorios.
El líquido utilizado en los cigarrillos electrónicos contiene varios compuestos potencialmente tóxicos, que incluyen elementos del grupo carbonilo, compuestos orgánicos volátiles, partículas, trazas de metales, endotoxinas bacterianas, glucanos fúngicos, formaldehído, acetaldehído, butiraldehído y acroleína, también conocida como acrilaldehído, que se acumula en los pulmones e induce la producción de superóxido.
Estos hallazgos indican que el cigarrillo electrónico sin nicotina es tan tóxicos o incluso mas que los que llevan nicotina.
El objetivo inicial del cigarrillo electrónico fue ayudar a los fumadores a abandonar el uso del tabaco mediante un dispositivo aparentemente inocuo o al menos menos nocivo que el propio tabaco. Sin embargo, recientes estudios han demostrado que los cigarrillos electrónicos son perjudiciales incluso sin contener nicotina y en el momento actual aún no sabemos si su utilización a largo plazo puede ser menos perjudicial que la del tabaco. Lo que sí es cierto es que el uso de los cigarrillos electrónicos no sólo no ha reducido el número de personas adictas a la nicotina, sino que ha aumentado su utilización entre los que nunca antes habían fumado.
Como conclusión, decir que los cigarrillos electrónicos son perjudiciales para nuestra salud, incluso sin nicotina y que no ha demostrado ser un medio útil para el abandono definitivo del hábito de inhalar sustancias potencialmente tóxicas.