Enlazando con el post que publiqué en septiembre del 2015 sobre el sexo después de haber padecido un infarto de miocardio, se ha presentado un artículo en el reciente congreso de la AHA (American Heart Association), que creo que merece la pena comentarse.
Todos tenemos la impresión de lo relativamente frecuente que puede ser presentar un infarto de miocardio o una muerte súbita durante una relación sexual. Desde las noticias, rumores, literatura y cine se nos ha hecho llegar la percepción de ese riesgo existente en el sexo, sobre todo entre los varones de mediana o avanzada edad. Pero, ¿qué hay de cierto en todo esto?
En este estudio, realizado en Portland (Oregon, Estados Unidos), se analizaron todos los casos de muerte súbita entre los años 2002 y 2015. Se consideraron relacionados con el sexo los que se produjeron en la hora siguiente al inicio de la actividad sexual.
Del total de 4557 muertes súbitas registradas, sólo 34 (0.7%) se consideraron relacionadas con el sexo. De ellas, 18 ocurrieron durante el acto sexual y 15 inmediatamente después del mismo. El 94% fueron varones y tenían 5 años menos que la media. El 29% tenían antecedentes de enfermedad coronaria, el 26% insuficiencia cardiaca sintomática y la mayoría tomaban medicación para problemas cardiovasculares.
Los autores reconocen que aunque el sexo es un ejercicio físico y puede ser causa de muertes cardiacas súbitas, la coexistencia de estimulantes, medicaciones y alcohol, en algunos casos, también pudieron jugar su papel en el desenlace fatal. Les llama la atención que, a pesar de que estos episodios fueron presenciados en su totalidad por otra persona, sólo a un tercio se les realizó maniobras de reanimación, cuando este tipo de muerte súbita, arritmogénica (por alteraciones de ritmo cardiaco) en su mayoría, podrían haber respondido favorablemente en el caso de haber sido realizadas.
¿Cómo de intenso es el ejercicio físico relacionado con la actividad sexual?
Pues depende de las diferencias en las prácticas realizadas y en gran parte, si tiene lugar con nuestra pareja habitual o con una diferente (nos esforzamos más).
Según otro estudio publicado en 2013, realizado entre parejas habituales, heterosexuales. Se determinó que la energía consumida fue de 5.8 METS y de 85 kCal en una relación sexual media.
Si tenemos en cuenta que un ejercicio moderado durante 30 min en el tapiz rodante supone un consumo de oxígeno de 8.5 METS y unas 250 kCal, y que un acto sexual (con preliminares) tiene una duración media parecida (25 min), debemos pensar que el ejercicio realizado es menor al del tapiz rodante y similar a ir en bicicleta a 15 Km/h, patinar a 13 Km/h, caminar rápido (7 km/hora), remo lento (4 Km/h) o esquí de fondo lento (4 km/h)
En general, el riesgo de muerte súbita relacionado con la actividad sexual, incluso en cardiópatas, es extremadamente bajo, fundamentalmente circunscrito a varones y tiene relación con varios factores: lo que nos esforcemos, la duración, el nivel de excitación, el uso de estimulantes o medicación y el riesgo asociado a cada individuo por sus características propias (edad, patología previa, entrenamiento físico,…)