De todos es conocido que el ejercicio físico moderado es saludable, disminuye la incidencia de varias enfermedades, entre ellas la cardiovascular y el cáncer, aumenta la supervivencia y también mejora nuestra calidad de vida. Nadie pone eso ya en duda. De hecho, cada vez tomamos más consciencia de ello y nos preocupamos por intentar hacer ejercicio físico regular e incorporarlo a nuestra rutina de vida.
Es cierto que muchas veces es difícil poder buscar ese hueco al día o en la semana para encajar ese tiempo de ejercicio. Pero si no lo podemos hacer, al menos lo tenemos en mente y somos conscientes de que es muy importante para nuestra salud. A veces nos ocurre como a los fumadores. Saben que el tabaco es perjudicial pero nunca encuentran el momento oportuno para dejar de fumar. Siempre hay alguna excusa para no hacerlo o se pone una fecha que después siempre se pospone.
Con el deporte pasa igual, muchas veces es difícil incorporarlo a nuestra rutina, siempre existe una excusa, nunca es el momento oportuno para empezar o ponemos una fecha de inicio que nunca llega. Pero si conseguimos incorporarlo a nuestra vida, luego es difícil prescindir de él.
Lo que es verdad es que todos lo tenemos muy claro: hay que hacer ejercicio físico de forma regular.
En cambio, lo que casi nadie sabe, es que el permanecer mucho tiempo sentados al día, sobre todo si son períodos muy prolongados de forma ininterrumpida, aumenta el riesgo de una muerte precoz, INDEPENDIENTEMENTE del nivel de ejercicio físico diario que realicemos.
Es decir, incluso si hacemos ejercicio físico de forma regular, si permanecemos sentados muchas horas al día y sobre todo si cada vez que nos sentados lo hacemos por periodos prolongados, tenemos un riesgo aumentado de morir antes de lo que nos tocaría.
Ya me referí a esta cuestión en mi post publicado en abril del 2015. Ahora he decidido volver de nuevo al tema a raíz de la publicación de un reciente estudio que lo confirma.
En el presente estudio se incluyeron 7.985 personas mayores de 45 años. Se analizaron sus movimientos diarios durante 1 semana con un acelerómetro muy parecido al que llevan muchos relojes y teléfonos inteligentes. Al cabo de 4 años de seguimiento, 340 de ellos habían fallecido.
Los resultados del estudio fueron que los participantes que permanecían más de 13 horas diarias sentados y sobre todo aquellos que tenían frecuentes periodos de más de 60 – 90 minutos seguidos sin levantarse, tenían un riesgo particularmente elevado.
En cambio, los que permanecían sentados de forma ininterrumpida menos de 30 minutos disminuían su riesgo de muerte temprana.
Por lo tanto, si tenemos trabajos que nos obligan a permanecer muchas horas sentados, teniendo la precaución de levantarnos y movernos un momento cada media hora podemos contrarrestar efectivamente ese mayor riesgo.
La verdad es que la imagen, vista desde fuera, es algo ridícula.
Imaginaos que estás hablando con alguien que tienes sentado al otro lado de la mesa y de repente te levantas y le dices: perdóneme un momento, que tengo que cuidarme y estirar las piernas.
¿No os parece? Si, puede parecerlo. Pero tenemos que tener en cuenta que las cosas se consideran ridículas hasta que se normalizan, el resto de la gente tiene consciencia del problema y comprende por qué razón haces una determinada cosa.
Por lo tanto hay que ponerse a ello. Quizá prefiráis, de momento, si os preocupa lo que pensarán los demás, poner algún otro tipo de excusa; pero lo importante es hacerlo.
Además, hoy en día tenemos varios dispositivos que nos ayudan a controlar ese tiempo y nos avisan cuando debemos levantarnos.
Ya sabéis: a mover las piernas y levantaros de la silla con frecuencia.