La hipertensión arterial, también llamada “el asesino silencioso”, ya que a veces no da ningún síntoma hasta que ocurre un evento grave, es el factor riesgo de mayor prevalencia (un 63% de los individuos de más de 60 años son hipertensos).
Normalmente, la presión arterial sigue un ritmo circadiano, con mayores valores durante la mañana y menores durante la noche y sobre todo durante el sueño. Esto es lo que se conoce como comportamiento “dipper”. Los individuos que experimentan una mayor tensión arterial durante la noche decimos que tienen un comportamiento “non-dipper” o “riser” y presentan un riesgo cardiovascular más elevado. La hipertensión nocturna también se asocia a deterioro cognitivo (demencia) y enfermedad renal crónica. Por todo ello parece que el control de la hipetensión arterial nocturna reviste una gran importancia.
Este pasado mes de octubre se ha publicado el Hygia Chronotherapy Trial, en el que participaron casi 20.000 pacientes con un seguimiento de más de 6 años.
En este estudio se valoró la aparición de eventos cardiovasculares dependiendo de la hora del día en la que se administrara la medicación antihipertensiva.
El grupo de pacientes que tomó la medicación antihipertensiva al irse a la cama, no sólo consiguió un mejor control de las cifras de tensión arterial sino que consiguió una importante reducción (hasta del 50%) en la aparición de eventos cardiovasculares (muerte cardiovascular, infarto de miocardio, revascularización coronaria, insuficiencia cardiaca e ictus)
En conclusión: la hipertensión arterial nocturna es mucho más peligrosa para la salud que la diurna y su tratamiento efectivo redunda en una importante disminución del riesgo cardiovascular.
Por lo tanto, si somos hipertensos, y estamos siendo tratados exclusivamente por la mañana, sin realizar una monitorización de la tensión arterial durante la noche, quizá debiéramos preguntarle a nuestro médico si no nos podríamos beneficiar de tomar la medicación al acostarnos.