Ya publiqué un post muy similar en diciembre de 2014, sobre qué síntomas deberían preocuparnos y cuáles no. Como creo que es una información muy útil y de interés general, vuelvo a publicarlos con pequeños retoques.
No es lo mismo tener un dolor en un brazo que tenerlo en el pecho ni tampoco estornudar que notar palpitaciones rápidas o irregulares. Tampoco es igual sentir que nos falta la respiración al mínimo esfuerzo que hacemos que tener náuseas. Todos nos preocupamos mucha más -y con razón- si pensamos que el síntoma puede estar relacionado con una problema del corazón.
Lo que pretendo es dejar más o menos claro qué síntomas deben hacernos pensar en un problema cardiaco:
Dolor en el pecho:
- dolor como presión más que pinchazo
- de moderada o gran intensidad. Si es ligero posiblemente no sea nada importante.
- el dolor no varía con la posición del cuerpo, con la respiración ni con la presión de la zona. Si aumenta al apretarnos, al respirar o con los cambios de posición no indica nada grave, aunque podría tratarse de una percarditis (inflamación del pericardio)
- localizado en el centro del pecho. Cuanto más alejado del centro menos sugestivo de estar en relación con el corazón.
- de más de un minuto de duración, pero de menos de horas (excepto en la pericarditis que puede durar días).
- en ocasiones irradiado a brazos, cuello o mandíbula, aunque no es imprescindible. Muchos, de origen cardiaco no se irradían.
- a veces acompañado de sudoración, náuseas y dificultad de respiración, aunque tampoco es imprescindible, sí apoya el diagnóstica de estar en relación con un evento coronario (angina o infarto)
- si se desencadena por los esfuerzos es muy sugestivo de ser cardiaco.
Palpitaciones:
- muy sugestivas de arritmia, si son rápidas e irregulares.
- también las regulares a 150 lat/min o más, en reposo.
- si se acompañan de mareo, pérdida de consciencia, dolor en el pecho o falta de respiración.
Fatiga:
- si se percibe como falta de respiración; es decir una sensación parecida a la que experimentamos después de haber corrido o subido rápido una escalera.
- si empeora al acostarnos en la cama.
- no es sugestiva de un problema cardiaco si la notamos como que no entra suficiente aire en los pulmones y tendemos a respirar muy profundo. Este tipo es más característico de problemas de ansiedad.
- tampoco es sugestiva de estar relacionada con el corazón si lo que sentimos es debilidad general o cansancio.
Mareo:
- si se llega a perder el conocimiento o casi a perderlo y sobre todo si no vamos notando que nos mareamos previamente. Es decir; es sugestivo de estar en relación con problema cardiaco si no recordamos marearnos previamente a perder el conocimiento.
- si lo notamos como pérdida de visión y casi desconexión del medio y no como giro de objetos o inestabilidad.
- si se produce en relación a los esfuerzos.
- si no tiene relación con incorporarnos bruscamente.
Tobillos hinchados:
- cuando son de ambas piernas. Cuando son de una sola pierna es más sugestivo de tratarse de un proble local de esa pierna (insuficiencia venosa, infecciones, problemas articulares,…)
- se acompañan de falta aire con los esfuerzos o incluso en reposo.
- si notamos además, aumento del tamaño de la barriga desde que se comienzan a hinchar los tobillos.
Esta publicación es importante ya que estos síntomas son el motivo por el que consultan la inmensa mayoría de pacientes que acuden al cardiólogo. Se explican matices que os ayudarán a diferenciar si el síntoma puede ser debido o no a un problema cardiaco.