En este blog he hablado en muchas ocasiones sobre cómo prevenir el infarto de miocardio pero, revisando el contenido, nunca he explicado de una forma clara y sencilla qué es. Por lo tanto, voy a tratar de subsanar mi error.
Como sabéis, las células de nuestro organismo necesitan el aporte de oxígeno y nutrientes que les llega a través de la sangre para poder seguir funcionando. Si se produce una falta de aporte de oxígeno lo suficientemente prolongada, las células simplemente mueren, sin ser posible recuperarlas con posterioridad.
En el caso del corazón, está formado principalmente por células de músculo estriado (muy similares a la de músculos como el bíceps, pectorales o gemelos. Tienen capacidad contráctil y son las encargadas de que el corazón se contraiga y se relaje de forma continua, para que pueda bombear la sangre y moverla por todo nuestro organismo, cogiendo oxígeno y nutrientes para cederlos posteriormente a las zonas donde son necesarios.
Pero curiosamente, a pesar de que el corazón mueve toda esa cantidad de sangre, no es capaz de alimentarse de ella. Sólo lo hace de la que le llega por las arterias coronarias, que nacen al inicio de la aorta, rodean el epicardio (parte externa del corazón) y se bifurcan constantemente en arterias más pequeñas que penetran el músculo cardiaco, para que el flujo de la sangre llegue a las porciones más internas del mismo.
Es decir; a pesar de que el corazón está en contacto en su interior con toda la sangre que mueve, no se alimenta de ella, sino de la que procede de unas arterias que inicialmente circulan por la parte exterior del mismo.
Cuando hablamos de infarto, siempre nos referimos a la muerte de células por la falta de aporte de oxígeno. Puede tratarse de un infarto intestinal, cerebral o en este caso cardiaco o del músculo del corazón, llamado miocardio. Por lo tanto, el infarto de miocardio es la muerte más o menos grande de células del músculo del corazón, producidas por una falta absoluta o relativa de aporte de oxígeno.
Normalmente, un infarto de miocardio se produce por una obstrucción total en el interior de una de esas arterias coronarias. Esa obstrucción produce que la sangre que tenía que abastecer de oxígeno a una parte determinada del corazón deje de llegar y si esto dura suficiente tiempo, esa parte del músculo cardiaco muere de forma irrecuperable y se sustituye con el tiempo por tejido cicatricial (fibrina) sin capacidad contráctil. Como me explicaba mi profesor, antes incluso de ser médico: imagínate una mano que pierde un dedo. Con los cuatro restantes puede seguir funcionando. Si pierde dos o tres lo haría a muy duras penas. Peo si pierde cuatro le sería imposible tener una actividad mínima suficiente. Esto mismo ocurre con el corazón. Si el infarto es pequeño puede seguir con su función relativamente sin problemas. Pero si es grande ya no le es posible mover adecuadamente toda la sangre del cuerpo y acontece la insuficiencia cardiaca. Es decir, el corazón es insuficiente para cubrir las demandas del organismo.
Por último, si el infarto es masivo el corazón es totalmente incapaz de funcionar y el individuo fallece.
Uno de los principales problemas asociados al infarto de miocardio es que en el momento que ocurre se pueden producir alteraciones fatales del ritmo del corazón, como la fibrilación ventricular, que provoca que el corazón no se contraiga de una forma efectiva, con la misma consecuencia de muerte del individuo. De ahí la importancia de la generalización de desfibriladores automáticos en lugares con gran afluencia de población, donde es más probable que estos aparatos puedan servir para salvar vidas en estos casos.
¿Cuál es el tratamiento del infarto?
Como podréis suponer, lo que se trata es de recanalizar la arteria obstruida, bien eliminando la obstrucción (trombolisis, tromboaspiración, angioplastia coronaria con implantación de Stent) o aportando una vía alternativa de suministro de sangre (by-pass). Pero esto debería ser otro tema a tratar en el futuro.
Lo más importante, es saber que en el caso de un infarto de miocardio, el tiempo es vida. Ya que si el músculo vuelve a recibir aporte de sangre antes de estar totalmente muerto puede ser completamente recuperable y volver a tener una función contráctil normal. Es mucho más importante que el paciente llegué lo antes posible al hospital, de la forma que sea, a que llegue en una ambulancia con todos los medios, pero mucho tiempo después del inicio del cuadro. Si pensamos que podemos llevar al paciente al hospital antes de que la ambulancia llegue al lugar en el que el paciente está, no lo debemos dudar y deberemos trasladarlo.
Como conclusión: en el caso del infarto de cualquier tipo y también en el de miocardio el tiempo es vida. Cuanto antes se trate al paciente, más posibilidades de salvar su vida y también de poder conservar su corazón en una mejor situación tras el mismo.