No me canso de escribir sobre este tema, dada la gran importancia del mismo. Ya he escrito 10 post sobre el colesterol (1, 2, 3, 4, 5) su tratamiento farmacológico (1, 2, 3) y otros alternativos (1, 2). También he escrito sobre los riesgos y efectos secundarios de los tratamientos para el colesterol.
Pero, hoy en día, la desinformación al respecto, sigue siendo preocupante. Me recuerda un poco a los conocidos como antivacunas, que rechazan vacunar a sus hijos a pesar de la efectividad y seguridad demostrada de las mismas. Se aprovechan de la seguridad que a sus hijos proporciona que la mayoría de los niños con los que se van a relacionar se vacunan y probablemente no les van a transmitir una enfermedad, que algunos casos puede resultar mortal.
Con los tratamientos para el colesterol no es el mismo caso porque el daño sólo se lo producen a ellos mismos, pero el pensamiento mágico asociado, sí es algo parecido.
Siempre he dicho que el miedo es libre y que cada unos coge el que quiere. Pues es este miedo a no sé bien qué, pero que flota en el ambiente, el que hace rechazar o contemplar con desagrado la posibilidad de tratar su colesterol con pastillas. Ese miedo que se carga de comentarios como: “a fulanito las pastillas del colesterol le pusieron fatal” o “tengo una amiga que casi la palma con las pastillas del colesterol”, también “me sentaron fatal esas pastillas… es que las compañías farmacéuticas no saben qué hacer para ganar más dinero”.
Cuando las oyes una vez no les haces mucho caso. Pero cuando vas oyendo variantes de las mismas frases una y otra vez, aunque no sean dichas por parte de profesionales, parece que tu carga de intolerancia basal hacia ese tipo de tratamiento va aumentando. Finalmente, y aunque no tienes ninguna razón de peso, ni sabes bien por qué, no quieres ni oír hablar de pastillas para el colesterol.
Algunos paciente de mi consulta me dicen: “prometo tomarme en serio la alimentación a partir de ahora, pero no me ponga pastillas para el colesterol” y aunque les explico que sólo un 15 – 20% del colesterol en sangre proviene de la dieta y que existen vegetarianos estrictos con colesterol elevado, ya que la mayor parte del colesterol de la sangre es de fabricación propia. A pesar de eso, me dicen: “vale doctor, pero vamos a probar primero con dieta, ¿vale?”. Entonces yo les contesto que vale y les pido una nueva analítica para tres meses, confiando en que entonces tendré más suerte.
Otros de ellos me traen multitud de “remedio naturales” para el colesterol. Yo les explico que en muchas ocasiones los principios activos de los fármacos se obtienen también de plantas, con la diferencia de que están bien estudiados en cuanto a su efectividad y posibles efectos secundarios y los llamados «remedios naturales» no lo están.
Un caso bastante frecuente que me viene ahora a la memoria es el de la levadura roja de arroz. Hay pacientes que la toman mucho más tranquilos que cuando se les receta una estatina, sin saber que tanto la efectividad como los efectos secundarios son bastante similares a las estatinas.
Bueno, tras este extenso preámbulo, vamos con lo que nos ocupa. En varios post previos he dejado claro que no se conoce cual es nivel más bajo del LDL colesterol al que llegar y a partir del cual ya no se consigue más beneficio. O bien, el nivel de colesterol tan bajo a partir del cual comienzan a aparecer problemas asociados.
Hoy por hoy, lo único que sabemos, porque los estudios así se empeñan en demostrarlo, es que cuando más bajamos el LDL colesterol, menos riesgo presentamos de un problema cardiovascular y además, sin problemas ni efectos secundarios relacionados con dichos niveles muy bajos.
A propósito de esto se ha publicado recientemente un meta-análisis en la prestigiosa revista médica JAMA, que demuestra que cada 38 mg/dl (1 mmol) que disminuyamos el LDL-colesterol, descendemos un 21% el riesgo adicional de padecer un evento cardiovascular. Independientemente de si ese descenso parte de niveles muy altos de colesterol basal o de niveles tan bajos como de 70 mg/dl. Además, y aunque nos empeñemos en desconfiar, sin efectos secundarios ni otros problemas añadidos.
Es cierto que nos ha costado 20 años saber que el tratamiento con estatinas aumenta el riesgo de desarrollar diabetes, pero también sabemos que eso se compensa con creces por la disminución del riesgo asociada al descenso del colesterol. Pero, que alguien me conteste: ¿alguien sabe algo del riesgo de tomar levadura roja de arroz, soja, avena o alpiste durante 20 años? ¿Existe algún estudio al respecto?
Entonces, por favor, que alguien me explique por qué mis pacientes, cuando les pauto un tratamiento para disminuir el colesterol, me siguen diciendo: “pero doctor, si yo nunca he tenido colesterol” o también “doctor, mi médico de cabecera me ha reducido el tratamiento para el colesterol porque me ha dicho que lo tengo muy bajo”. ¿Por qué?. No lo sé. Pero como veis, no me canso de intentar que la información más fiable de que disponemos llegue a la gente que se puede beneficiar de ella.
Os deseo a todos un buen inicio de semana.