En línea con los post que previamente he publicado (1, 2, 3, 4) sobre si la frecuencia cardiaca es un marcador de mortalidad precoz, recientemente se ha publicado un artículo que confirma la asociación entre una elevada frecuencia cardiaca en reposo con una mortalidad precoz, también en jóvenes.
En este estudio se incluyeron hombres de entre 16 y 25 años al incorporarse al servicio militar sueco y se determinaron diversos parámetros entre los que se incluyeron la edad, la altura el peso, el índice de masa corporal y la tensión arterial.
Se dividieron los paciente en cinco grupos diferente según su frecuencia cardiaca en reposo, siendo el grupo de menor frecuencia entre 35 y 63 lat/min y el de mayor entre 84 y 145 lat/min.
A estos sujetos se les siguió posteriormente hasta su fallecimiento o registros de atención médica, tanto en el hospital como fuera del mismo.
Los sujetos con mayores frecuencias cardiacas tenía una mortalidad más temprana, más incidencia de insuficiencia cardiaca y menor de fibrilación auricular, de forma independiente a la tensión arterial, índice de masa corporal o el nivel de entrenamiento físico. En cambio, no se evidencia relación con el infarto de miocardio, el ictus ni con la muerte de origen cardiovascular.
Existe la duda de si la asociación de la elevada frecuencia cardiaca y la mortalidad temprana era debido a que los individuos con problemas graves de salud presentan, como consecuencia de los mismos, frecuencias cardiacas superiores a los individuos sanos. En este estudio, al tratarse de individuos jóvenes sanos en los que la asociación parece mantenerse, pierde fuerza esta posible explicación.
Los autores del presente estudio sugieren que frecuencias cardiacas elevadas pueden producir, con tiempo, disfunción ventricular izquierda (falta de adecuada función del músculo del corazón). Esto explicaría la asociación con la insuficiencia cardiaca y no con la enfermedad cardiovascular.
Esta teoría también se apoya en la existencia de la una entidad conocida como taquimiocardiopatía, que consiste en un corazón con una contracción muy débil como consecuencia de unas frecuencias cardiacas persistentemente elevadas durante un prolongado espacio de tiempo, como consecuencia de arritmias rápidas. También apoya esta idea el hecho de que cuando se controla la frecuencia cardiaca de estos pacientes, el corazón suele recuperar la su fuerza de contracción normal.
De la misma forma, la utilización de fármacos que disminuyen la frecuencia cardiaca en los pacientes con insuficiencia cardiaca, mejora sus síntomas y alarga su supervivencia. En cambio, no se conoce el efecto de estos fármacos en individuos sanos, con frecuencias cardiacas basales moderadamente elevadas, sin arritmias causantes.
Como conclusión: tener frecuencias cardiacas elevadas en reposo posiblemente predispongan, con el paso del tiempo, a la aparición de disfunción de músculo cardiaco y a una mortalidad precoz. El efecto de fármacos que disminuyen la frecuencia cardiaca en individuos sanos es, hasta el momento, desconocido.