El Holter de presión arterial o la monitorización ambulatoria de la presión arterial (MAPA) es una prueba que consiste en mediciones repetidas de la presión arterial durante un periodo que suele ser de 24 horas, mientras el individuo realiza su actividad diaria habitual.
Consta de un manguito de presión que el paciente lleva puesto en el brazo y que va unido mediante un tubo hueco de goma a un grabador de mediciones que también actúa de bomba de inflado.
Normalmente se programa para realizar una toma cada 15 minutos durante el día (periodo activo) y cada 30 minutos durante el periodo en el que el paciente duerme (periodo pasivo), dado que los valores normales son diferentes en ambos periodos del día, debiendo caer los nocturnos por encima del 10% con respecto a los diurnos (comportamiento dipper).
Según las últimas recomendaciones de la American Heart Association (AHA) publicadas en noviembre del pasado año, estas cifras se consideran normales cuando son inferiores a 130/80 mmHg durante el periodo activo, a 110/65 mmHg en el pasivo o a 125/75 en la media global.
Según esta prueba y las mediciones de presión en la consulta podemos clasificar a los pacientes en:
- Normotensos: presión arterial normal en la consulta y en el Holter.
- Hipertensión sostenida: presión arterial elevada en la consulta y en el Holter.
- Hipertensión de bata blanca: presión arterial elevada en la consulta pero normal en el Holter.
- Hipertensión enmascarada: presión arterial normal en la consulta pero elevada en el Holter.
Actualmente se sabe que los valores de presión obtenidos durante la MAPA son más eficaces para el pronóstico de la mortalidad cardiovascular y también de la mortalidad de cualquier causa que las tomas en consulta de la presión arterial, según los resultados de la revisión al respecto reciente publicados en la revista New England Journal of Medicine.
De acuerdo con los datos analizados, los autores también concluyen que la hipertensión “de bata blanca” no es una entidad benigna como se creía hasta hace poco, sino que los pacientes que presentan cifras elevadas de tensión arterial sólo en la consulta del médico tienen también una mayor mortalidad de cualquier causa (similar a la de la hipertensión sostenida). El riesgo más elevado lo presentan los pacientes con el patrón de hipertensión enmascarada, siendo superior incluso a los de hipertensión sostenida.
Ya el estudio Dublín, de 2005, se llegaron a conclusiones similares, evidenciando la superioridad pronóstica de los valores obtenidos con el Holter de presión arterial con respuesto a las mediciones en la consulta.
Como conclusión: el holter de tensión arterial es una prueba muy útil para clarificar cómo es realmente la tensión arterial de un individuo, aportando datos mucho más fiables que los obtenidos en los controles en la consulta.