Tabaco
Fumar es uno de los principales factores de riesgo para el desarrollo de enfermedad coronaria, accidente cerebrovascular y de cualquier enfermedad por aterosclerosis.
El daño producido por el tabaco aumenta según el número de cigarillos consumidos y los años de consumo.
El riesgo de padecer un infarto de miocardio aumenta 6 veces en mujeres y 3 veces en hombres que fuman al menos 20 cigarrillos al día, pero también aumenta incluso en fumadores de menos de 5 cigarrillos al día y en los fumadores pasivos. En los que fuman más de 40 cigarrillos al día el riesgo se dispara hasta multiplicarse por nueve.
El hábito de fumar puros, en pipa o tabaco bajo en nicotina también aumenta el riesgo cardiovascular.
Alcohol
¿Es saludable tomar una copa de alcohol al día?
La creencia popular de que una copa de vino con las comidas es bueno para el corazón no se aleja mucho de la realidad, ya que la mortalidad cardiovascular disminuye un 18% con un consumo ligero o moderado de alcohol (una bebida alcohólica al día en las mujeres o una o dos en los hombres). Sin embargo, aumenta cuando se sobrepasa dicho nivel, principalmente por el aumento del riesgo de cirrosis o de cáncer de mama, pero también por el incremento de accidentes cerebrovasculares y de miocardiopatías.
Sobre el tipo de bebida alcohólica que más disminuye el riesgo, los estudios no son claros. Mientras que la mayoría concluyen que todo tipo de alcohol tiene los mismos efectos, otros apuestan por el vino o las bebidas fermentadas (cerveza y vino) por encima de las destiladas (whisky, ginebra, vodka…).
Cannabis
El cannabis (marihuana) puede aumentar el riesgo de padecer un infarto de miocardio o un accidente cerebrovascular, sobre todo en la población de mayor edad. Aunque su consumo raramente desencadena un infarto, cuando este ocurre, el riesgo de padecerlo es 5 veces mayor durante la primera hora después del consumo.
Cocaína
El infarto de miocardio es el problema cardiaco más frecuente en relación al consumo de cocaína.
La aparición del mismo no se encuentra en relación con la dosis tomada ni con la frecuencia del consumo. El mayor riesgo existe durante los sesenta minutos después de la administración, para ir disminuyendo luego progresivamente. Se ha calculado que en la hora después del consumo de cocaína la probabilidad de aparición de un infarto aumenta 24 veces.
La edad media de un consumidor de cocaína que presenta un infarto es de 37 años, mientras que los que se producen en gente que no consume se retrasa hasta los 57 años. Del mismo modo las complicaciones de los infartos en el grupo de consumidores son mucho más graves y frecuentes.
Otros problemas cardiovasculares en relación a la cocaína son la aparición de miocarditis y miocardiopatías, arritmias, accidentes cerebrovasculares y disección aórtica.
Éxtasis
El consumo de metilendioximetanfetamina (éxtasis) puede producir muertes por emergencias hipertensivas, infarto de miocardio, disección aórtica y alteraciones del ritmo cardiaco. Además también se han descrito hemorragias cerebrales masivas.
El consumo de drogas estimulantes dispara la aparición de problemas cardiovasculares graves en gente joven (37 años es la edad media de los infartos en consumidores de cocaína, aunque aparecen incluso en menores de 25). Por lo tanto la falsa creencia de “¡qué me quiten lo bailado! y ya me dará un infarto a los 60” cae por su propio peso alejándose de la realidad actual en nuestros Servicio de Urgencias donde cada vez se asisten a más pacientes jóvenes con complicaciones cardiacas derivadas del consumo de drogas.
En conclusión, la mayoría de las drogas más frecuentes SÍ aumentan la posibilidad de padecer problemas cardiovasculares y SÍ son realmente peligrosas. Los avisos repetidos contra el consumo de drogas no son cuentos para asustar a los consumidores. El peligro es real y lo vemos día a día en nuestra práctica médica.