Según un nuevo estudio, publicado en marzo de este año, en la prestigiosa revista New England Journal of Medicine, el tratamiento de reemplazamiento hormonal sustitutivo con estrógenos, iniciado precozmente tras la menopausia reduce el desarrollo de aterosclerosis (estrechamiento de las arterias).
En estudios previos, los resultados habían sido dispares. Desde encontrarse un aumento del riesgo cardiovascular, de cáncer de mama y de trombosis venosa profunda en un estudio, hasta una evidenciar una disminución del riesgo de cáncer de mama, de enfermedad coronaria, infarto de miocardio y mortalidad total en otro.
En consonancia con estudios previos, este estudio pone de manifiesto que el momento de inicio del tratamiento con estradiol, con o sin progesterona añadida, es fundamental para la consecución del efecto beneficioso sobre la progresión del daño vascular arterial. Así, si el tratamiento hormonal sustitutivo se comenzaba cerca de la menopausia (como máximo 6 años después) se obtenía un efecto de protección frente al desarrollo de aterosclerosis, a diferencia de cuando el tratamiento se iniciaba de forma tardía (10 años o más tras la menopausia) en que no se obtenía dicha protección.
En el presente estudio, la variable utilizada para determinar el resultado fue la medición del grosor íntima-media de la arteria carótida. Dicho valor se ha correlacionado estrechamente con el grado de aterosclerosis del resto de arterias del cuerpo y por lo tanto con la aparición de eventos cardiovasculares adversos.
A pesar que se objetivó un menor grosor de la íntima-media en las pacientes que comenzaron pronto, tras la menopausia, el tratamiento hormonal sustitutivo, como indicador de un menos daño arterial, no se pudieron ver diferencias significativas en el resultado del TAC coronario entre las que llevaban tratamiento con estradiol y las que no, a diferencia de estudios previos que sí lo ponían de manifiesto.
Tampoco se encontraron diferencias significativas en la aparición de efectos adversos graves asociados al tratamiento con estrógenos como el infarto de miocardio, el cáncer de mama, la trombosis venosa profunda ni el tromboembolismo pulmonar.
Este estudio refuerza la creencia de que el efecto favorable de los receptores estrogénicos arteriales sobre la aparición de ateroclerosis se puede perder al tiempo de no tener estrógenos circulantes.
En conclusión, el momento de inicio del tratamiento hormonal sustitutivo con estrógenos es fundamental en la progresión de la aterosclerosis, medida mediante el grosor de la íntima-media carotídea, detectándose una mejora en ese parámetro si el tratamiento empieza antes de 6 años después de la menopausia.