Esta semana voy a mostraros un estudio realmente curioso. Fue publicado en la revista científica Social Science & Medicine el pasado mes de julio.
Está demostrado que el hábito sedentario es un factor de riesgo cardiovascular. Leer es un hábito claramente sedentario. Sin embargo, estudios previos (Agahi and Parker, 2008; Jacobs et al., 2008) concluyeron que leer reduce la mortalidad. Tampoco se conoce cuál es el posible mecanismo protector de la lectura, ni si cualquier tipo de lectura es igual en el caso de que realmente fuera protectora.
Estas son las bases por las que se planteó el presente estudio. Los autores se supusieron que la razón para una mayor supervivencia de los sujetos que leían estaba en relación con la mejora de la función cognitiva que produce la lectura y que leer libros era superior en cuanto a los beneficios obtenidos que la lectura de revistas o periódicos, porque leer libros producía una mayor actividad mental y un mayor beneficio cognitivo.
Según los autores, leer libros implica dos procesos cognitivos diferentes. Primero, favorece la “lectura profunda”, que es un proceso inmersivo y amplio que lleva a múltiples relaciones con situaciones del mundo exterior, nos plantea preguntas, mejora nuestro vocabulario, capacidad de razonamiento, concentración y pensamiento crítico. En segundo lugar, leer libros favorece la empatía, la percepción social y la inteligencia emocional.
Todo ello produce hábitos más saludables y un menor nivel de estrés.
Para demostrarlo estudiaron los hábitos de lectura de 3635 sujetos de mas de 50 años de edad y siguieron su evolución durante 12 años. Después de ajustar los resultados a otras variables importantes como edad, sexo, raza, educación, enfermedades asociadas, nivel económico, estado civil, nivel cognitivo basal y depresión, llegaron a la conclusión de que los lectores de libros de más de 30 min o de un capítulo al día vivían una media de 23 meses más tiempo y tenían una disminución del riesgo de muerte del 20% durante los 12 años de seguimiento. Estos efectos beneficiosos no se obtenían en los lectores de periódicos o revistas ni en los que no leían nada en absoluto.
En cuanto al tipo de lectura del libro no es posible conocer si todos produce los mismos efectos, aunque el 87% de los sujetos del estudio leían ficción.
Si tenemos en cuenta que la población mayor de 65 años pasa más de 4 horas al día viendo televisión, los esfuerzos que realicemos en desviar parte de ese tiempo a la lectura podrían redundar en una mayor supervivencia y en una mejor calidad de vida, debida a un buen estado cognitivo.