La diabetes es una enfermedad con una alta repercusión en la aparición de eventos cardiovasculares. De hecho, es uno de los principales factores de riesgo cardiovascular junto a la hipertensión, la hipercolesterolemia y el tabaquismo.
La diabetes se trata con insulina y con unos fármacos llamados genéricamente antidiabéticos orales. Estos fármacos pertenecen a familias distintas y tienen también efectos terapéuticos diferentes, consiguiendo una disminución de la glucosa en sangre por diversos mecanismos.
A pesar de que la diabetes es un importante factor de riesgo cardiovascular, hasta la fecha, ningún fármaco utilizado para el tratamiento de la diabetes había demostrado una reducción en la aparición de eventos cardiovasculares (infarto o ictus). De hecho, alguno de ellos como la Rosiglitazona fue retirada de la venta, ya que aumentaba un 43% el riesgo cardiovascular.
Según un reciente estudio en más de 7000 pacientes publicado el pasado mes de septiembre en la prestigiosa revista New England Journal of Medicine, la Empaglifozina es capaz de disminuir un 38% la aparición de eventos cardiovasculares graves y un 32% la mortalidad total.
Este fármaco disminuye la glucosa en sangre aumentando su excreción en la orina. Se asocia a disminución de peso y de la tensión arterial sin aumentar la frecuencia cardiaca. Presenta efectos favorables a nivel vascular, mejorando la rigidez de las arterias. También disminuye el depósito de grasa visceral, aumenta los niveles de HDL colesterol (el colesterol bueno) y disminuye el LDL colesterol (el malo).
El efecto secundario más frecuente es un aumento de infecciones genitales y del tracto urinario.
En conclusión: por vez primera un fármaco para el tratamiento de la diabetes disminuye significativamente la mortalidad cardiovascular.