¿Qué es el colesterol?
Es una sustancia grasa presente en todas las células de nuestro cuerpo, necesaria para la formación de hormonas, vitaminas, ácidos biliares e incluso la propia membrana de nuestras células. Es, por lo tanto, una sustancia indispensable para la vida.
¿Cómo adquirimos el colesterol?
La mayor parte del colesterol lo fabricamos en nuestro hígado y sólo, aproximadamente, un 25% procede de lo que ingerimos en la dieta. Por esa razón, existen personas vegetarianas que tienen el colesterol elevado.
¿Cual es el nivel normal de colesterol?
Un colesterol total de hasta 200 mg/dl se considera normal, aunque existen cada vez más expertos que aconsejan reducirlo hasta un máximo de 190 mg/dl. Se ha demostrado que personas con un colesterol total de 240 mg/dl tienen el doble de riesgo de padecer un infarto de miocardio que las personas que tienen 200.
¿Qué es el colesterol “bueno” y “malo”?
Existen diferentes tipos de colesterol en nuestra sangre, dependiendo de a qué proteínas va unido. Los más importantes son el HDL y el LDL. El colesterol “bueno” va unido a una lipoproteína de alta densidad (HDL, “high density lipoprotein”), que se encarga de transportar el colesterol sobrante al hígado para que sea destruido. El colesterol “malo” viaja unido a una lipoproteína de baja densidad (LDL; “low density lipoprotein”) y es capaz de depositarse en las paredes de las arterias y producir la aterosclerosis (estrechamiento de las arterias).
¿A partir de qué niveles tenemos que tratar nuestro colesterol?
Es una pregunta cuya respuesta está en constante cambio y evolución. Se considera que, para la población general, es conveniente reducirlo a partir de 200 mg/dl de colesterol total o de 130 de LDL. Existen personas en las que esta recomendación es insuficiente; ya sea porque tienen una aterosclerosis demostrada o porque presentan un riesgo alto de padecer un problema cardiovascular. Para este grupo de pacientes de “alto riesgo” el tratamiento ha de ser diferente.
¿Qué pacientes entran en este grupo de alto riesgo?
- Pacientes que tienen enfermedad cardiovascular demostrada.
- Paciente con LDL colesterol muy elevado: mayor de 190 mg/dl.
- Pacientes con otros factores añadidos que hacen que su riesgo de padecer un problema cardiovascular sea superior al 7.5% en los siguientes 10 años.
- Pacientes diabéticos.
¿Cómo se deber tratar a estos paciente de alto riesgo?
Aunque todos los expertos aconsejan tratar a estos pacientes con unos fármacos llamados estatinas, la manera de hacerlo es diferente según las diferentes sociedades científicas.
Algunos expertos aconsejan tratar a esos pacientes dependiendo de su nivel de LDL colesterol para conseguir bajarlo por debajo de unas determinadas cifras (100 o 70 mg/dl).
Otros expertos aconsejan tratarlos dependiendo del nivel de riesgo de los pacientes, sin tener en cuenta los niveles previos de colesterol y sin tratar de llegar a niveles objetivo determinados. Aconsejan únicamente dos pautas tratamiento: de “alta intensidad” o de “moderada intensidad”; es decir con dosis máximas o dosis intermedias de estatinas.
¿Cual es nivel óptimo de colesterol?
En realidad no se conoce con exactitud. El estudio JUPITER y el IMPROVE-IT demuestran que los pacientes en los que el LDL colesterol se acerca a 50 mg/dl son los que conseguían mayores reducciones en la aparición de problemas cardiovasculares. Por eso, actualmente se piensa que cuanto más bajo está el LDL colesterol, mejor. Hoy en día se recomienda llegar a cifras de entre 50 y 70 mg/dl, pero sin bajar de 40 mg/dl. Aunque no existen pruebas concluyentes de que niveles excesivamente bajos de LDL colesterol puedan ser perjudiciales, ya que el colesterol es fundamental para la formación de diferentes sustancias y de componentes celulares, se recomienda no disminuirlo excesivamente hasta tener datos más concluyentes al respecto.
¿Por qué utilizamos esos fármacos llamados estatinas para el tratamiento? ¿No existen otros?
Las estatinas son hasta ahora los fármacos más potentes para bajar el colesterol y los que más estudios avalan su utilización. Además, es posible que disminuyan los problemas cardiovasculares también por otro mecanismo no conocido e independiente de la propia bajada del colesterol (los controvertidos efectos pleiotrópicos).
Este mismo mes se ha presentado en el congreso de la American Heart Association (AHA), un estudio en el que se demuestra que un fármaco llamado Ezetimibe, asociado a una estatina, disminuye aún mas el riesgo cardiovascular sobre todo en diabéticos, al conseguir mayores descensos del LDL colesterol.
También está en Fase III de estudio un nuevo fármaco llamado PCSK9 (anticuerpos anti- PCSK9 (proteína convertasa subtilisin/Kexin tipo 9)), que promete grandes reducciones del nivel de LDL colesterol.
¿No es posible disminuir el nivel de colesterol sin tomar medicamentos?
Como hemos mencionado anteriormente, la cantidad del colesterol de nuestra sangre que viene de los alimentos que ingerimos es proporcionalmente pequeña (alrededor de un 25%). Por lo tanto, las medidas dietéticas tendrán un impacto limitado en disminuir nuestro nivel de colesterol en sangre.
El ejercicio físico aeróbico moderado y realizado con regularidad, también ha demostrado mejorar los niveles de colesterol, disminuyendo el LDL y aumentando el HDL.
Estas medidas no farmacológicas serán útiles si se persiguen sólo reducciones moderadas en el nivel de colesterol y también como apoyo al tratamiento farmacológico.
En resumen: aunque el colesterol es una grasa esencial en el funcionamiento de nuestro organismo, disminuir de forma importante el LDL colesterol previene la aparición de aterosclerosis y de eventos cardiovasculares.