Acaban de ser publicadas las últimas guías para la evaluación cardiovascular de atletas, con el fin de prevenir la muerte súbita en relación con el deporte (Pre-participation cardiovascular evaluation for athletic participants to prevent sudden death: Position paper from the EHRA and the EACPR, branches of the ESC. Endorsed by APHRS, HRS, and SOLAECE).
Estas guías ponen criterios en común de diferentes sociedades científicas de Europa, Estados Unidos, Latinoamérica y Asia sobre el valor de estos estudios preventivos y las pruebas que se deben realizar en los estudios pre-participación deportiva de atletas.
El objetivo de estas guías, los atletas, son definidos como individuos de cualquier edad, ya sean amateur o profesionales, que realizan ejercicio físico de forma regular, independientemente de que sea o no competitivo.
Se estima que 1 o 2 atletas de entre 12 y 35 años mueren súbitamente cada año. Una incidencia 3 veces superior que el grupo de no atletas. Por otra parte, la incidencia de muerte súbita es similar en los que practican deportes competitivos o de forma puramente recreacional. La incidencia está claramente desviada hacia los varones, que experimentan muerte súbita entre 2 y 25 veces más que las mujeres. También aumenta la incidencia con la edad del atleta, siendo entre 5 y 10 veces superior en los de más de 35 años, con respecto a los más jóvenes.
Según el consenso alcanzado por las diferentes sociedades científicas, los procedimientos que deben constar obligatoriamente en un estudio pre-participación deportiva, porque han demostrado de su capacidad para disminuir la muerte súbita del atleta, son los siguientes:
– Historia clínica.
– Exploración física.
– Electrocardiograma de 12 derivaciones (EKG).
Otras pruebas que se utilizan con frecuencia, como el ecocardiograma u otras pruebas de imagen no tienen una buena relación costo / beneficio si se utiliza como screening de cualquier tipo de deportista. En cambio sí tienen un importante papel si se indica su realización por alguna razón extraída de la historia clínica, exploración física o del EKG basal. En algunos centros de estudio de deportistas el ecocardiograma se realiza de forma rutinaria, ya que es una exploración que aporta información sobre múltiples aspectos de la estructura cardiaca, sin riesgo, de fácil realización y en ocasiones, con un costo razonable.
Con respecto a la prueba de esfuerzo, dado que se emplea fundamentalmente para la detección de problemas en las arterias coronarias, no tiene papel como screening en atletas jóvenes (de menos de 30 -35 años), dado que la probabilidad de presentar enfermedad coronaria aterosclerótica es prácticamente nula. Otra cosa es que se indique por alguna sospecha derivada del resultado de alguna de las pruebas anteriormente realizadas o porque el atleta presente sintomatología con el ejercicio. También se puede utilizar para evaluar la aparición de arritmias con el deporte o si se sospechan o alteraciones de la tensión arterial con el ejercicio.
La prueba de esfuerzo para la detección de enfermedad coronaria tiene su utilidad sólo si se emplea en el grupo de individuos con probabilidad intermedia o alta de padecer ese tipo de problema.
Por lo tanto, la prueba de esfuerzo no tiene ningún papel e incluso puede arrojar resultados que confundan la evaluación en pacientes con baja probabilidad de enfermedad coronaria, por lo que no se debe de emplear como screening de la población general de atletas.
Como conclusión, decir que el estudio cardiológico pre-participación deportiva es útil para prevenir muerte súbita del atleta. El estudio debe constar de una historia clínica, una exploración física y un EKG basal. El ecocardiograma puede ser de utilidad en pacientes seleccionados. Por el contrario, la realización de un test de esfuerzo debe restringirse al grupo con riesgo intermedio o alto de enfermedad coronaria y no debe emplearse como screening universal de la población de atletas.