La fibrilación auricular es una arritmia muy frecuente, sobre todo a edades avanzadas.
En esta arritmia se produce un deterioro en la contracción auricular. Esa falta de adecuada contracción en la aurícula izquierda produce que el flujo sanguíneo sea más lento en algunas zonas de dicha cavidad y predispone a la formación de trombos (coágulos) en su interior, fundamentalmente en una parte de la aurícula llamada la orejuela. Estos trombos pueden desprenderse e ir empujados por el flujo sanguíneo a diferentes partes del cuerpo (embolia), muy frecuentemente al cerebro. Al llegar a una arteria de menor diámetro que el trombo y enclavarse a dicho nivel impide que el flujo sanguíneo pueda llegar más adelante. por lo que deja de recibir oxígeno y nutrientes y comienza la muerte celular. Es lo que conocemos por ictus isquémico de origen embolígeno.
Es bien conocido que esta arritmia es el origen de gran parte de los todos los ictus isquémicos que se producen. También existen cada vez más evidencias de que esta arritmia predispone a la aparición de demencia y deterioro cognitivo, incluso entre los paciente que no han presentado un ictus. Se estima que la prevalencia de deterioro cognitivo y de demencia es de hasta un 40% en los pacientes portadores de una fibrilación auricular.
Múltiples mecanismos pueden contribuir a la aparición de este deterioro cognitivo, desde la existencia de microinfartos, enfermedad cerebrovascular asociada, falta de adecuado riego sanguíneo cerebral secundario a insuficiencia cardiaca, estado proinflamatorio en el contexto de la arritmia y microhemorragias secundarias al tratamiento anticoagulante.
De hecho, la existencia de fibrilación auricular es un factor de riesgo independiente para la aparición de demencia en general y de Alzheimer en particular. La edad avanzada, diabetes Mellitus, ictus previo y un riesgo embolígeno elevado según la escala CHA2DS2-VASc también se asocian a un riesgo más elevado.
Pero, ¿qué podemos hacer para disminuir este riesgo de demencia si tenemos esta arritmia?
El pasado mes de octubre se publicó en el European Heart Journal un estudio sueco con 444 106 pacientes, que demuestra que los paciente portadores de una fibrilación auricular que reciben tratamiento anticoagulante oral tienen un riesgo un 29% inferior de presentar demencia, con respecto a los pacientes que no reciben este tratamiento.
Los autores de este estudio sugieren que el inicio de tratamiento anticoagulante puede ser una medida importante para preservar la función cognitiva de estos pacientes.
Como conclusión, la existencia de una fibrilación auricular no sólo predispone a la aparición de ictus sino también de demencia, incluyendo Alzheimer y también de deterioro cognitivo. El inicio de tratamiento anticoagulante temprano en estos pacientes puede prevenir, no sólo la aparición de ictus, sino también de deterioro cognitivo un gran parte de los pacientes.