Mañana es el último día del año y voy a optar por no escribir un artículo científico. Va a ser algo distinto, algo enteramente personal.
En primer lugar, me gustaría dar las gracias a todos los que leéis los artículos que cada miércoles público en mi web. Vosotros sois la única razón de que este blog exista.
Me decidí empezar a escribir mi blog tras comprobar que aunque existen muchas páginas que nos informan de todas y cada una de las enfermedades del corazón, sólo muy pocas lo hacen dirigidas a quien más necesita esa información: vosotros. No está escrita para otros cardiólogos ni para médicos en general que ya tienen muchas fuentes más cualificadas que esta; sólo es para vosotros.
Además, pude comprobar que los escasos blogs que sí tienen un objetivo similar al mío no suelen estar escritos por especialistas, sino por pacientes o familiares de pacientes que se han informado de un tema en concreto de una forma a veces adecuada, pero otras veces no tanto.
Al escribir el artículo de cada miércoles elijo cuidadosamente temas de interés general y frecuentes dentro de mi especialidad, que nos pueden afectar a nosotros mismos o a personas cercanas. Los trato de escribir de forma directa, sencilla y comprensible, exactamente de la misma forma que lo transmito a los pacientes que acuden a mi consulta.
Cuando se vayan agotando esos temas frecuentes pasaré a comentar novedades de amplia repercusión o que susciten polémica. También escribiré sobre la situación actual de enfermedades cardíacas específicas frecuentes (infarto de miocardio, insuficiencia cardiaca, problemas válvulares,…).
En la sección de noticias os informaré puntualmente de las últimas novedades que aparezcan en cardiología para el tratamiento y la prevención de enfermedades del corazón.
También os aconsejaré acerca de las cosas que debéis hacer o dejar de hacer para manteneros sanos.
Dedicar una buena parte de mi vida a prevenir y tratar las enfermedades es algo que, de verdad, merece la pena, sobre todo cuando ves la recompensa de tu trabajo en tus pacientes.
A partir de aquí, lo que voy a escribir no tiene ninguna relación con la cardiología ni con la medicina, aunque desde luego mi profesión ha contribuido a forjar mi percepción de la vida. Por lo tanto, si no queréis saber mis opiniones personales parad ahora de leer. Os deseo un feliz año nuevo, juntos en este blog.
Dicho esto, sólo por esta vez y sólo en este artículo, os confesaré, que bajo mi punto vista, lo más importante de la vida no es conseguir vivir unos pocos años más a toda costa.
Creo que haremos mal si hacemos de eso el objetivo de nuestra vida.
El miedo a perderla no debe impedirnos disfrutarla. A mi modo de ver, la felicidad no se alcanza cuando se consigue lo que en un momento determinado nos hemos propuesto, ya que cuando lo conseguimos aparece otro objetivo igual de importante o más que el anterior. Así, siempre nos queda la sensación de tener algo pendiente, algo por hacer, algo que si no conseguimos, supondrá el fracaso de nuestras vidas.
Está bien que nos pongamos objetivos en la vida. Hacen que nos ilusionemos, que luchemos para conseguirlos. Pero no debemos hacer de ellos lo único importante.
La felicidad se consigue cuando aprendemos a disfrutar del camino en sí mismo, no tanto del objetivo al que lleva ese camino.
La vida es un regalo maravilloso con fecha de caducidad y por mucho que te cuides nunca puedes estar seguro de cuando terminará. Por lo tanto, disfruta intensamente ese regalo. Ríe, llora, ilusiónate, emociónate. Siente alegría y tristeza. Equivócate, porque significará que has tomado decisiones, seguro que también muchas de ellas acertadas. Es mucho mejor equivocarte en algo en lo que has creído que no hacer algo por miedo a equivocarte. Aprovecha tu día a día. Saca a la vida todo su jugo. Así, cuando sea que esta termine, habrás vivido.
Cuando a mis pacientes en la consulta les prohibo hacer esto o aquello, algunos de ellos me dicen: «Doctor, se lo agradezco pero no voy a seguir su consejo. Prefiero seguir haciendo lo que me gusta y me hace feliz y vivir unos años menos.»
Entonces yo siempre les contesto: «sí, todos me decís lo mismo, pero cuando llega el momento siempre me pedís vivir más tiempo, entonces ya será tarde.»
Es normal. Todos queremos vivir mas tiempo, si nuestra vida es medianamente aceptable. Hasta donde sabemos, es la única que tenemos.
Valora si lo que se te prohíbe es tan importante para tu felicidad. Piénsalo detenidamente y toma tu decisión con libertad, sin miedo. Si después, pasado el tiempo crees que te equivocaste, no te arrepientas porque no sirve de nada. Intenta rectificar y si ya no es posible, entonces asúmelo. Sé siempre honesto contigo mismo.
Cuidar nuestra salud merece la pena si nos permite alargar ese increíble viaje que es la vida, pero siempre que lo disfrutemos a cada paso y lo hagamos sin miedo.
Feliz año nuevo.